Bilbao se despertó este sábado 15 de noviembre de 2025 con un ambiente cargado de emoción y solidaridad. El encuentro amistoso entre la Euskal Selekzioa y la selección de Palestina, disputado en el estadio de San Mamés a las 20:30 horas, trascendió el mero deporte para convertirse en un grito colectivo por la paz, la oficialidad de la selección vasca y el fin del genocidio en Gaza. Miles de personas llenaron las calles de la capital vizcaína desde la mañana, transformando la ciudad en un mosaico de verde rojo y blanco, donde el fútbol se aliaba con la reivindicación.
La jornada comenzó con un tono festivo en la Plaza Nueva y Plaza Unamuno, donde familias enteras, enfundadas en camisetas de la Euskal Selekzioa, disfrutaron de poteos tranquilos y actividades para niños, como talleres de pintura facial en el espacio Bira Kultura. Sin embargo, el pulso solidario se aceleró al mediodía con movilizaciones masivas. Plataformas como Palestinarekin Elkartasuna y Gernika-Palestina convocaron dos marchas paralelas: una a las 17:30 desde el Arriaga, y otra a las 18:30 desde el Arenal, impulsada por gradas de animación y ultras vascos. Estas «kalejiras» colapsaron el centro de la ciudad con cánticos como «Gora palestinar erresistentzia!» y pancartas exigiendo la libertad para Palestina y la oficialidad de la selección vasca. En Arriaga, un emotivo homenaje a los palestinos asesinados por Israel reunió a cientos de jóvenes en las escaleras de Solokoetxe, cerca del gaztetxe 7 Katu.
El pitido inicial en San Mamés, con un lleno histórico de 51.396 espectadores, el récord de asistencia para la Euskal Selekzioa, fue un estallido de hermandad. La grada norte, con su tifo desplegado por ultras, rugió desde el primer minuto, mientras los jugadores palestinos, liderados por el vasco Yaser Hamed, nacido en Leioa y internacional por Palestina, recibían ovaciones que les hicieron sentir en casa. «Es un honor jugar aquí, defendiendo nuestra causa», declaró Hamed antes del duelo, su primer partido de Palestina en Europa. La Euskal Selekzioa, dominó desde el arranque, llevando la iniciativa ante un rival valiente pero con claras carencias técnicas.
El marcador reflejó la superioridad local: 3-0 final, con goles que sellaron una noche inolvidable más por el ambiente que por el juego. Al término, jugadores de ambos equipos se unieron cerca de la grada norte para cantar el «Txoriak txori» junto a la Herri Harmaila, mientras la afición palestina agitaba banderas en un estadio que se convirtió en escenario de unidad. «Ha sido un día histórico para el fútbol vasco y la paz mundial», resumió Iker Goñi, presidente de la Federación Vasca.
Bilbao, una vez más, demostró que el fútbol puede ser puente. Palestina se despide rumbo a Barcelona para otro duelo reivindicativo contra Cataluña el martes, pero el eco de este sábado resonará mucho tiempo: un recordatorio de que en Euskal Herria, la solidaridad no entiende de fronteras.
Futuro periodista deportivo. Fiel seguidor del CA Osasuna.
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