Aunque esté teniendo unas vacaciones divertidas y sobre todo ajetreadas, no me he resistido a desempolvar el ordenador para redactar unas breves líneas. Por amor, y para desahogarme en cierta manera.
¿Por qué, Sr Lim? Es la pregunta que nos hacemos absolutamente todos los valencianistas. ¿Por qué no se invierte? ¿Por qué ha dejado a su capricho a la deriva? ¿Por qué no se marcha?
En 2013, después de una gran crisis en la Generalitat Valenciana, el Valencia fue forzado a salir al mercado. La entidad es una Sociedad Anónima Deportiva y funciona como una empresa. Antes de ello nos debemos remontar, por lo menos, ocho años atrás. Nos encontramos en una década de “vale todo” en la ciudad, donde se invertía mucho capital en los bienes raíces como, por ejemplo, las infraestructuras. Sin haber vendido las parcelas del actual Mestalla, se comenzó a construir el coliseo de la Avinguda de les Corts Valencianes y, el estallido de la burbuja inmobiliaria dejó colgado al Nou Mestalla de Juan Soler, el mayor error en la historia del club. Mestalla no se vendía y las obras no podían seguir. ¿Por qué? porque no había capital. ¿Por qué? Porque la megalomanía de ciertos políticos de la ciudad y dirigentes del club en ese momento pudo con la realidad.
Extremadamente resumido, así se endeudó en mayoría el Valencia. Como iba diciendo, en 2013 el club está en venta, bueno, la SAD. Su mayoría accionarial dependía del patronato de la Fundación, que en ese momento presidía Aurelio Martínez. Después de muchas ofertas, todas “extranjeras” el presidente de la entidad, Amadeo Salvo, concluye en que Peter Lim, el noveno hombre más rico de Singapur es el destino más adecuado. El magnate, que ya había intentado comprar el Liverpool, se compromete “verbalmente” a tres cosas clave: Liquidar la deuda del club, terminar el nuevo estadio y, por último, realizar un equipo campeón, que pelee por la Champions League año tras año. ¿Y, por qué llega el Señor Lim a Valencia? Porque en ese momento los fondos de inversión podían adquirir jugadores para después revenderlos. Junto a su gran amigo y súper agente Jorge Mendes planea rentabilizar su negocio en demasía y para ello necesita un club. Poco más tarde, la FIFA prohibiría esa compraventa.
El primer año es muy bueno, nadie lo puede negar. El Valencia CF consigue 77 puntos en liga y la clasificación a Champions League. Sin embargo, en ese mismo mercado de verano las piezas claves del conjunto como Otamendi y Alcácer son vendidas. Desde ese momento el club vaga durante varias temporadas en la zona media de la tabla, hasta que el máximo accionista decide construir un proyecto junto a Marcelino García Toral y Mateu Alemany. ¿Por qué? No lo sé. Este proyecto, durante dos años es magnífico. Se alcanza un título 11 años después y se asienta una base de plantilla prometedora. Sin embargo, unas “desafortunadas” declaraciones del entrenador asturiano y la consecución de la Copa del Rey de 2019, provocan la liquidiación de este enorme e ilusionante proyecto. ¿Por qué, Sr Lim? ¿Por qué nos arrebataste la ilusión después de tantos años?
Desde el año 2020 el Valencia CF es autosuficiente. Además, sin proyecto y con una incertidumbre constante. Desde aquella temporada, donde todas las estrellas fueron regaladas por necesidad económica, el máximo propietario no invierte. Ya son 5 años sin pisar competiciones europeas, 5. Algo inimaginable para un club como el Valencia Club de Fútbol. La afición está totalmente anestesiada, cansada, sin ganas: El tirano ha ganado. El actual conformismo de Mestalla es grande. Mi padre me ha contado que cuando el murciélago no volaba entre los tres primeros puestos las pitadas eran enormes. Ahora esas tres plazas son un sueño totalmente inalcanzable. El capricho del singapurense ha destrozado a un club que lucía su senyera por los mejores estadios de Europa y asombraba a los extranjeros. Ahora, no nos encontramos ni entre los 100 primeros en el Ranking UEFA.
En la clasificación histórica de La Liga cada vez caemos más. Cuando llegó el asiático el club era tercero. Actualmente es cuarto y mucho más cerca del quinto que del podio. Al Atlético, por ejemplo, ya no le seguimos la pista. La mediocridad a la hora de aspiraciones está a la orden del día, sin rumbo, con falsas caretas y con un entorno que cada día se distancia más. Siempre digo una cosa, una afirmación que algunos/as periodistas me han repetido: Al Valencia lo han «jibarizado».
Autor del artículo: Guillermo Martínez Llop.
Guillermo Martínez Llop (Godella, Valencia) Estudiante de periodismo en la UCLM y forofo del fútbol en demasía. Me puedes encontrar en El Ágora de CMM Media, escribiendo sobre Valencia Basket en Territori Taronja y divirtiéndome como jefe de sección Valencia CF en Agente Libre Digital.