El Santiago Bernabéu albergó esta noche el mejor partido de la presente edición de la Champions League. El Manchester City se plantó con el cartel de vigente campeón en el feudo del Real Madrid con la inteción de salir vivo de cara al choque de vuelta. Algo que ha sucedido con el 3-3 final, que no ha dejado indiferentes a nadie en un duelo que ha tenido dos remontadas y tres auténticos golazos
No puede haber mejor partido para ver a día de hoy en la Champions League que un Real Madrid-Manchester City. El ambiente que rodeaba el Santiago Bernabéu desde esta mañana hacía pensar en una final anticipada, y así ha sido. El cuadro de Carlo Ancelotti salió al campo con ganas de venganza tras el 4-0 del año pasado en el Etihad, mientras que los pupilos de Pep Guardiola saltaron al césped a asegurar un buen resultado y salir vivos de cara al choque de vuelta. Ante esto, todo hacía pensar que sería un partido con pocas ocasiones y escasos goles, pero esto es la Champions League y aquí todo es impredecible.
Empezando por las alineaciones, el técnico italiano sentó a Nacho y puso a Tchouaméni en el centro de la zaga para colocar a Camavinga como pivote. La sorpresa saltó en el bando ‘citizen’, cuando Kevin de Bruyne, una de las estrellas del vestuario veía cómo se quedaba en el banquillo. Guardiola quizás pensó que Kovacic sería perfecto para frenar las idas y venidas de los veloces futbolistas madridistas. Los locales se mostraron ilusionados ya desde la previa y con el cuchillo entre los dientes, pero rápido se les vino el mundo encima.
15 minutos de auténtica locura
Y es que nada más rodar la pelota, Grealish condujo hacia la portería de Lunin y recibió la dura entrada de Tchouaméni, quien vio la amarilla y se perderá la vuelta. Colocaba el esférico en el verde Bernardo Silva, que tiró de pillería y sorprendió al guardameta ucraniano con un potente disparo raso por la izquierda de la barrera que se coló al fondo de la portería tras un ligero toque el meta.
Los cánticos y vítores del Bernabéu pasaron a ser un silencio sepulcral y la idea de que el plan no iba a funcionar sobrevoló el cielo de Madrid. Aunque como es bien sabido, esto es la Champions, esto es el Real Madrid y esto es el Santiago Bernabéu. En el minuto 12, Camavinga recibió en la derecha, dribló a su par y conectó un potente disparo desde 25 metros que tocó en Rúben Dias antes de firmar el 1-1 para los locales. Ortega hizo la estatua y el equilibrio volvía al electrónico.
Aunque no por mucho tiempo, pues el cuarto de hora de frenetismo culminó con la primera de las remontadas de la noche, que llevó la firma de Rodrygo Goes. El brasileño recibió un balón al espacio de su compatriota Vinicius y cabalgó ante la insistencia de Akanji. Una vez pisó el área, frenó y disparó sutilmente por abajo para ver cómo el balón se introducía lentamente en la portería contraria. Era el minuto 15 y ya mandaba el Madrid en el marcador tras ir por abajo.
Tras estos momentos de altibajos, el juego se pausó y fue el City el que volvió a mandar con la pelota en sus pies. Los de casa se refugiaban atrás buscando cualquier oportunidad para salir a máxima velocidad. En un par de estas jugadas, el ex del Santos casi completa su doblete y alarga a dos la distancia en el electrónico. También se pudo haber ido al descanso con empate, ya que Grealish encogió el corazón de los 80.000 asistentes. Sin embargo, 2-1 al término de los 45 minutos.
De golazos iba la cosa
Los segundos 45 minutos evidenciaron un bajón físico del Real Madrid, fruto de los repliegues y basculaciones para defender en bloque al cuadro inglés. Los de Guardiola manejaban bien el tempo del choque y movían a sus rivales a merced de la calidad que atesoran sus futbolistas en las piernas. Vinicius tuvo la mejor para poder colocar el 3-1, pero disparó por encima del travesaño con la zurda. Tanto perdonar en Europa se paga caro…
Y así fue. El City movía de un lado a otro a sus rivales y estos, muy cansados, no llegaban a tiempo al choque. Así fue como Foden firmó el primero de los golazos de la noche. El inglés recibió en la frontal y soltó un zapatazo inapelable con la zurda que limpió todas las telarañas de la portería de Lunin. Un gol de esos que piensas: «Imposible que pueda ir más a la escuadra».
Con 2-2 la pelota seguía siendo propiedad ‘citizen’ y un nuevo zarpazo desde fuera del área devolvió el pesimismo a la afición madridista. Esta vez, fue Gvardiol el que se perfiló con su pierna derecha, la menos hábil, y propinó un lanzamiento ajustado a la par de potente que se coló cerca del palo derecho de Lunin. La incredulidad abarrotó el Bernabéu y el City volvía a estar por delante.
Los cambios agitaron un poco al Madrid, que parecía estar muerto. Luka Modric entró por Toni Kroos y Rodrygo le dejó su sitio a un siempre insistente Brahim. Con 2-3, el City dio un pequeño paso atrás para poder firmar este resultado para la vuelta, pero la mística de las noches europeas volvió a echar una mano al conjunto ‘merengue’. Vinicius condujo por la izquierda y vio totalmente solo a Fede Valverde en el otro costado. El brasileño centró hacia el uruguayo, que conectó una volea sensacional de primeras que entró pegadita a la base del poste para hacer estallar a los aficionados.
Un gol que devolvió la esperanza y el ánimo a los allí presentes y que por minutos se recordó a esos instantes finales en la famosa remontada de Rodrygo. No obstante, sabiendo que todavía queda un partido de vuelta y que volcarse hacia arriba podría provocar un catastrófico 3-4, ambos parecieron firmar la paz y el pitido final certificó una nueva edición entre estos dos equipos.
La siguiente batalla tendrá lugar el miércoles que viene en el Etihad. El resultado no invita al optimismo en el bando madridista, ya que el año pasado, también se llegó a Inglaterra con empate y el envite acabó 4-0 a favor de los ‘citizens’. Nadie dijo que fuera a ser fácil y menos si enfrente tienes al vigente campeón. Bendita Champions, que deja partidos como estos y que siempre demuestra que lo imposible está al alcance de tu mano.
El periodismo deportivo es el resultado de mis dos mayores pasiones: la escritura y el deporte. Mi sueño es llegar a cubrir los mejores partidos de fútbol en los mejores estadios del mundo, y para eso jamás hay que rendirse. Cordobés de nacimiento, pero con Málaga en mi corazón.