El histórico club alemán vive una situación límite y necesita salvar la categoría si quiere permanecer dentro del fútbol profesional
La trayectoria que ha seguido el Schalke 04 en los últimos años ha sido descendente. Atrás queda el segundo puesto logrado en la temporada 2017-18 y la última participación en la Champions League en la siguiente campaña. Ahora se ubica 15º en la 2.Bundesliga, empatado a puntos con el Eintracht Braunschweig y el Hansa Rostock, equipo que marca el descenso. Un gigante del fútbol alemán que no levanta cabeza y se debate entre la vida y la muerte deportiva.
Situación límite
El Schalke 04 ha sido sobrepasado por una vorágine creciente en los últimos meses. Los resultados negativos en la competición doméstica han dejado al equipo alemán al borde del descenso. Sólo la diferencia de goles le separa de la quema hasta el momento. Con 20 puntos en 19 jornadas, el Schalke corre un riesgo muy serio de perder la categoría si la dinámica no mejora en lo que resta de curso.
El cuadro dirigido por Karel Geraerts suma un puntaje bastante pobre en la presente campaña. Desde que el técnico belga dirigiese su primer encuentro al frente del equipo el 22 de octubre de 2023, el Schalke acumula 4 victorias, 6 derrotas y 1 empate. Un balance negativo de 1,18 puntos por partido que se antoja insuficiente para respirar con tranquilidad.
Riesgo de desaparición
Un descenso de categoría podría suponer una situación dramática para este equipo tan histórico. En caso de que el Schalke 04 descienda, este desaparecería automáticamente. El motivo principal es la deuda gigante que acumula el club: una cantidad cercana a los 165 millones de euros. Cifra inasumible para una entidad que compite en la segunda división de Alemania. Con unas pérdidas de semejante importancia, el Schalke no podría obtener la licencia que le permite competir en Tercera División. La alternativa que tendría que seguir el club es comenzar desde cero en el fútbol amateur.
Resulta sorprendente que una institución del fútbol alemán como el Schalke se encuentre en una situación límite contando con una masa social tan grande. Es el segundo club del país con más socios (174.000) y su estadio, el Veltins Arena, es un punto de encuentro habitual para más de 60.000 aficionados. Sin embargo, la descapitalización del club y la progresiva fuga de talentos han sido factores que han influido de lleno en el rendimiento deportivo.
Muy lejos queda el equipo formado por jugadores como Raúl, Neuer, Rakitic, Özil, Farfán o Huntelaar. Los últimos jugadores de renombre que han abandonado el club han sido Sane, Goretzka y McKennie, entre otros. Las dificultades para diseñar una plantilla de garantías han imposibilitado que el Schalke compita de tú a tú con los clubes de su nivel.
Crisis institucional
Clemens Tönnies, ex presidente del club, dimitió de su cargo por una serie de escándalos. En primera instancia fue condenado por sus aficionados tras realizar unas declaraciones racistas contra el pueblo africano. A pesar de que salió con vida de este asunto, Tönnies se vio obligado a dimitir por el escándalo que sacudió a su empresa de procesamiento de carne. Durante la pandemia, uno de sus mataderos fue un foco importante de coronavirus debido a las condiciones precarias en las que trabajaban sus empleados.
Axel Hefer le sustituyó como presidente del club y, desde entonces, los resultados han seguido una línea similar. La situación financiera del Schalke no ha mejorado y Tönnies ha emergido como un azote de la actual directiva. Sus críticas públicas a la cúpula de la entidad han avivado los problemas extra deportivos en el entorno. A día de hoy es complicado divisar un horizonte esperanzador para el Schalke. La salvación del club se reduce a mantener la categoría y llevar a cabo una regeneración total.
- Periodismo en FCOM Cuenca
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