Los hombres de Juan Sabas asediaron al Tarazona durante casi 90 minutos e incompresiblemente vieron como los tres puntos ponían rumbo Zaragoza
La primer federación volvía al Ruta de la Plata, Zamora C.F y S.D. Tarazona se daban cita para disputar la segunda jornada del campeonato liguero. Los alrededores del recinto se llenaban de camisetas rojiblancas antes incluso de que se abrieran las puertas del estadio. La fiesta fue llegando a su fin y los aficionados comenzaron a poblar las butacas del Ruta. Con los jugadores ya sobre el verde tuvo lugar un sentido homenaje a la figura del queridísimo Alberto Marcos en el que toda la parroquia rojiblanca pudo enviar al cielo una sonora ovación.
Poco después del pitido del colegiado gallego el Tarazona tuvo la primera acción de peligro, pero Altube le cerró las puertas del gol a los visitantes. El Zamora pareció despertar tras la intervención de su guardameta y comenzó a monopolizar la posesión y a incomodar al meta aragonés con buenas internadas por banda derecha.
Con el paso de las jugadas el Zamora fue cogiendo peso en el encuentro hasta anular casi por completo al conjunto blanquiazul. El Zamora, tras unos minutos de letargo volvió a avisar en un contragolpe perfecto en el que volvió a fallar la puntería de cara a gol. La ocasión más clara llegaría a los 35 minutos de partido, Kike Márquez sirvió un pase magistral a Tresaco que no fue capaz de batir al meta zaragozano.
Tras el descanso el Tarazona trató de hacerse con el dominio de la pelota dando entrada a Areso, los visitantes, como si de otro partido se tratase, comenzaron a encerrar al Zamora en campo propio. El Tarazona encontraría el premio en uno de los pocos acercamientos que había generado hasta el momento, una acción a balón parado en la que Llacer logró batir a Altube.
Minutos después con el Zamora totalmente aturdido Cubillas perdonó el gol de la sentencia estrellando el esférico contra el guardameta local. Los aficionados rojiblancos pusieron su granito de arena y el equipo volvió a conectarse al encuentro. Carlos Ramos revolucionó el encuentro y estuvo a puto de ponerlas tablas en el marcador por medio de un golpeo seco con su pierna menos hábil. Los rojiblancos fueron concatenando ocasiones claras de gol, pero sin fortuna.
Carlos Ramos volvió a poner a prueba a Fuoli que voló para sacar de la escuadra un disparo que se colaba dentro. El Zamora no cesó en el acoso y derribo, pero el tiempo se iba consumiendo y los tres puntos se escapaban del Ruta de la Plata.
Con el pitido final del colegiado los jugadores rojiblancos se congelaron con la mirada de quien lo ha dado todo y aún así ha salido derrotado.
Director de Agente Libre.
«La pelota no se mancha».