Cuarto triunfo de etapa en el Giro para Tadej Pogacar, su mejor carrera hasta el momento sentenciando por completo la general a falta de una semana de carrera. Gran etapa también para Nairo Quintana, segundo, tras ir en la fuga
Un etapón de más de seis horas esperaba hoy en la jornada reina del Giro de Italia y con Livigno, a 2385 como meta de la etapa que el líder Tadej Pogacar convirtió en un simple entreno preparativo de cara al Tour de Francia. El esloveno quiso ganar a lo grande y decidió atacar a falta de 15 kilómetros de meta. Las diferencias con el resto en la general son definitivas pese a que queda toda la tercera semana de carrera, pero lo único que cabe esperar es aún más exhibiciones de Tadej.
A los medios ya advertía antes de la etapa que tenía esta etapa marcada entre ceja y ceja. Con 222 km por delante y más de 5400 metros de desnivel positivo, cabía esperar movimiento desde el banderazo de salida. De primeras, una decena de corredores abrió hueco ante un pelotón que se le iba el control de la carrera en pocos instantes. Un grupo perseguidor de en torno a 40 ciclistas saltó por detrás también, con ciclistas de la talla de Foss, Narváez, Quintana, Alaphillippe, Juanpe López o Pelayo Sánzhez.
Tras las dos primeras ascensiones completadas, la carrera se estabilizó. Michael Storer, entrando en fuga como el mejor clasificado de la general obligó a reaccionar al UAE cuando la renta de la fuga se iba a los 6 minutos. A falta de 80 kilómetros para la meta, iniciando la ascensión al Mortirolo, el equipo emiratí levantó el ritmo. Los compañeros de Tadej relajaron y no quisieron endurecer el ritmo, por lo que por delante los escapados soñaban con la victoria, coronando Pellizzari, Scaroni y Conci con 4:30 de ventaja.
La traca de Pogacar sentencia el Giro
En la penúltima ascensión, Foscagno, ante el empuje de UAE, tomando de nuevo las riendas, los fugados apuraban sus opciones. Steinhauser quemó su último cartucho y atacó, quedándose en solitario. El resto de compañeros de fuga se rendían poco a poco, a excepción de un Nairo Quintana que se lanzaba a por él. De hecho, logró alcanzarle, marcando su propio ritmo, y liderando la etapa. El de Movistar disponía de tres minutos de renta sobre el grupo de los favoritos, en una renta, teóricamente, irrecuperable.
Imposible es una palabra que no existe en el diccionario de Tadej Pogacar, que atacó a 15 km de meta, y pese a la reacción de Daniel Felipe Martínez, su ritmo de ascensión no estaba a su alcance. Le adelantó como si fuese una moto a Steinhauser antes de coronar, pancarta que unos 40 segundos antes pasó Quintana. Sin casi descansar, Tadej continuó con su ritmo infernal en Livigno, superando a Nairo a dos kilómetros de meta, que ni siquiera pudo reaccionar. El Giro ya tiene dueño, se llama Tadej Pogacar, y nos queda disfrutar de su ciclismo… y de la lucha por el segundo lugar del podio.
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