El conjunto bávaro aplasta en su feudo a una Lazio pobre y sin ideas (3-0) y compra su boleto para los cuartos de final de la Champions. Los alemanes estuvieron a la altura y dejaron atrás las dudas del último mes. Kane puso los goles y Musiala la magia
Con más dudas que certezas, el Bayern saltó al campo con la misión de remontar la eliminatoria. Pocas certezas sobre el verde porque un jugador capital como Min Jae se quedó en el banquillo. En uno de sus arrebatos cada vez más frecuentes, Tuchel alineó a Dier junto a De Ligt como pareja de baile en la zaga. Kimmich, afianzado como lateral de garantías, se desplegó por el costado derecho con total libertad.
Inicio pujante
El Bayern no tardó en entrar en calor. Como era de esperar, la salida fue ofensiva y agresiva, aupados por un Allianz hasta la bandera. Era una de esas grandes citas en las que el gigante bávaro se hace más grande que nunca. El empuje inicial se tradujo en un par de llegadas interesantes del Bayern, con Sane y Musiala como principales estiletes. El extremo estiraba con su poderosa zancada, obligando a los italianos a recular, y Musiala se incrustaba en la frontal. Dos disparos del media punta fueron tapados por la defensa.
No sólo Sane se asomaba al pico del área, sino que Kimmich aparecía con insistencia en la zona. A pesar de tener poca precisión en los envíos, la consigna era clara: colgar balones a un área cargada de bávaros. La vocación ofensiva del Bayern permitía a la Lazio buscarse las castañas al contragolpe. Sin embargo, cuando se hacían con la pelota trataban de manejarla con mimo. A través de triangulaciones made in Sarri y un juego fluido construyeron un camino hacia el arco de Neuer. En una de esas la eliminatoria pudo ponerse de cara para ellos. El capitán Immobile cabeceó un buen centro de Zaccagni, pero la pelota se marchó cerca del palo.
Harry «el oportunista»
Y en la Champions, cuando perdonas y te mides a los jerarcas de la competición, es complicado que no te penalicen. Al borde del descanso Harry Kane se puso el smoking y apareció. Apareció en un momento difícil, en los que justificas los 100 millones que han pagado por ti. Fue el más listo de la clase, rebañó un cabezazo de Guerreiro e igualó la eliminatoria con la ayuda de Provedel.
Los bávaros estaban en ebullición y apretaron el acelerador. En medio del frenesí se hizo grande otro jugador que sabe bien lo que significan estas noches. Müller, indetectable, remató una espectacular volea de De Ligt a la salida de un córner para poner en ventaja a los suyos. Lo que al inicio del choque parecía complicado fue solventado por la grandeza del club alemán.
Broche de oro
Sin lugar para la relajación, el seis veces campeón de la orejona mantuvo la dinámica ofensiva. Más liberados mentalmente, el balón comenzaba a correr con más fluidez y calma. Dicen que el gol es la mejor medicina para los problemas. Musiala también quería el suyo. El alemán se cuadró en la frontal con fe y sacó un golpeo potente que estuvo cerca de cerrar la manga.
Kane, insaciable y oportunista, logró su doblete aprovechando un manso despeje de Provedel. El goleador inglés anotó su sexto gol en la máxima competición europea y rubricó la remontada de los bávaros a falta de 20 minutos para el final ante una Lazio inoperante. Ni siquiera Isaksen y Castellanos pudieron reanimar a un conjunto italiano que se deshizo como un azucarillo.
El Bayern ya está entre los 8 mejores de la Champions League y consigue despejar algunos de los fantasmas que le perseguían durante los anteriores partidos. Ahora está por ver si Tuchel puede darle un aire fresco al equipo en el sprint final del curso, donde se va a jugar el todo por el todo. Que nadie descarte a un club que ha dominado Europa como pocos. Que nadie descarte al Bayern.
- Periodismo en FCOM Cuenca
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