En retroceso respecto a la temporada pasada, a la deriva sobre el verde y con mal sabor de boca. A siete puntos de los líderes en la Liga y con una clasificación para octavos de Champions League llena de sombras.
Así se fue el Barça de vacaciones tras pasar el mal trago del último partido en casa contra el Almería, incapaz de imponer su estilo y a merced de sus propias incongruencias como equipo. Eso sí, con una arenga final de su entrenador que dejaba entrever que los problemas iban a acometerse de manera distinta a partir del primero de enero. ¿Fue un rayo de luz que marcaba el camino a seguir o tan sólo una bravuconada mal lanzada para salir del paso?
Ensombrecido por un diciembre tétrico, el técnico del Barça lanzó en la última rueda de prensa del año un mensaje claro: lo que había sucedido en el primer tramo de competición no podía volver a repetirse. La desidia a la hora de salir al campo en ciertos partidos, la falta de contundencia en defensa, la inoperancia a la hora de presionar en bloque, la incapacidad del equipo para sostener fases de buen juego, el nulo acierto de cara a gol… son problemas endémicos en el Barça de este curso que el entrenador egarense deberá corregir si quiere situar al equipo entre los candidatos a ganar títulos la próxima primavera. Pero cuales son en realidad sus prioridades? Cuáles son los retos por los que tendrá que luchar con más ahínco el técnico catalán si quiere seguir sentado en el banquillo azulgrana cuando empiece la próxima temporada?
1) Hacer valer su posición: A nadie se le escapa que la figura de Xavi se ha ido empequeñeciendo desde que se hiciera cargo del 1er Equipo en otoño de 2021, y esa sensación se ha agravado en los últimos meses. De ese Xavi orgulloso de ser culer que apelaba a la competitividad, que reclamaba mayor autoestima y exigencia a sus futbolistas y que rechazaba las excusas fáciles se ha visto muy poco este año. Si el desgaste del cargo le ha pesado en demasía es algo que podremos corroborar en la próximas semanas pero mientras tanto lo cierto es que de ser bandera del barcelonismo y de un determinado estilo de juego, reconocible y amado, ha pasado a ser una sombra de sí mismo. Algo parecido a un monigote, a veces demasiado gruñón y otras un punto charlatán. Cierto es que desde el club no se le ha apoyado, sino más bien al contrario. Deco y Laporta le han dejado desnudo en más de una ocasión, cuando no han trabajado directamente al margen de sus intereses. El fichaje de Joâo Félix o la imposición por parte de la directiva de la convocatoria de Amberes son ejemplos por los cuales su ascendencia ha quedado en entredicho. Es una posición de flaqueza que deberá combatir con temple, mano izquierda y sangre fría. Y es un camino que deberá recorrer sólo. En primer lugar porque la cúpula del Barcelona ya tiene demasiados frentes abiertos y no tiene ni ganas ni margen para sobreprotegerle, pero sobretodo porque el egarense deberá recorrer el mismo camino de brasas que el resto de entrenadores han tenido o tendrán que recorrer, sin paliativos: deberá afianzar su influencia a partir del éxito, sin más compañía que el propio acierto y asumiendo el error con responsabilidad cuando lo haya
2) Lograr la máxima implicación: Para ello será imprescindible un paso delante de los futbolistas, sobre todo de aquellos que no han estado a la altura en la primera mitad del curso. ¿Pero es posible elevar el nivel de exigencia a mitad de temporada en automatismos como la presión en campo contrario o la voracidad a la hora de ganar duelos? Lo que no se ha hecho de agosto a diciembre es difícil revertirlo a partir de enero aunque otras veces en el club ha habido puntos de inflexión determinantes para que las cosas terminaran bien en mayo.
Lograr que su mensaje irrumpa definitivamente en el vestuario como ya sucedió el año pasado sigue siendo la gran asignatura pendiente.
3) Encontrar el estilo: ¿Pero, en qué directrices debe incidir Xavi? ¿Cuál es su hoja de ruta y qué modelo de juego pretende? Donde quiere llegar presumiblemente todo el mundo es capaz de visualizarlo: ese estadio definitivo del juego de posición que él encarnó como nadie en sus años de futbolista. Pero si ese es el horizonte es evidente que el equipo está demasiado lejos y quizás haya que rebajar las expectativas de cara a este año. En cuanto a la fiabilidad a un estilo determinado sólo podemos apelar a lo que vimos el año pasado, donde el equipo cosechó resultados y títulos mediante una presión alta y vigorosa que suplía la falta de talento y un repliegue férreo en defensa. De un área a otra sólo existía y existe todavía un vació que se ha convertido en abismo cuando el equipo ha dejado de dominar el remate y la contundencia en área propia.
4) Recuperar las individualidades: Por desgracia empiezan a ser demasiados los nombres que el espectador recita de memoria enumerando aquellos que no están a la altura. Lewandowski se mueve con torpeza y no mata como antaño. Christensen parece endeble. Koundé encadena un gran partido con tres mediocres. Raphinha está negado de cara a gol cuando el curso pasado fue fundamental su aportación para ganar la Liga…
No va a ser fácil recuperar la confianza de todos ellos a la vez. Quizás el parón haya servido para limpiar la cabeza de malos pensamientos pero es mediante el trabajo diario que las dinámicas pueden cambiar. El margen de maniobra del entrenador es limitado en ese sentido porque debe ser el jugador por sí mismo quien encuentre las sensaciones positivas cada fin de semana pero Xavi sabe que necesita, por lo menos, las mismas versiones individuales que el curso pasado si quiere triunfar.
5) Sobreponerse al entorno: Dejar las excusas atrás, volver a la autoexigencia y saber aislarse del ruido. O en cualquier caso relativizar la crítica. Esos también son deberes pendientes para Xavi. Muchos suponíamos que al contratar al de Terrassa el Barça se aseguraba como mínimo un entrenador que conociera en entorno mediático y las corrientes de opinión siempre tan dañinas que, en menor o mayor medida fluctúan alrededor del equipo. En muchos momentos Xavi ha parecido alguien que acabara de aterrizar del espacio y que nunca había puesto un pie en Can Barça. En los últimos tiempos le hemos visto hacer bingo a la hora de quejarse de los elementos externos. Le hemos oído culpar a la prensa del mal juego, enzarzarse innecesariamente con periodistas, dar una importancia exagerada a encuestas de aficionados, rasgarse las vestiduras por titulares de los periódicos de Madrid e incluso poner en cuestión el hambre de sus propios futbolistas.
Conociendo como conoce la idiosincrasia del club y lo que le rodea, no se puede permitir el lujo de caer en según qué redes ni de ponerse trampas a sí mismo.