Jugados los 21 primeros partidos de Liga, la realidad es que los manchegos están sólo tres puntos por encima del descenso
Sin duda, la palabra que mejor define la primera vuelta de LaLiga Hypermotion del Albacete Balompié es la siguiente: irregular. A lo largo de los 21 encuentros, los manchegos han ido intercalando resultados buenos con otros decepcionantes. El Queso Mecánico se ha mostrado gris y sin ideas – sobre todo en la faceta ofensiva – en bastantes choques, mientras que en otros ha gozado de una lucidez futbolística que, por momentos, recordaba al equipo valiente y «canalleta» de la temporada pasada. Esta situación ha dado como resultado 25 puntos y una decimosexta posición, solamente tres puntos por encima del descenso.
Cierto es que, debido al nivel mostrado el año pasado, la situación actual del equipo sabe a poco a los aficionados albacetistas. Después de disputar los playoff, se esperaba un rendimiento mejor esta campaña del que realmente se ha dado. Las marchas este verano de jugadores claves en el esquema de Rubén Albés como Boyomo, Maikel Mesa o Dubasin han evidenciado las carencias del elenco blanco. Sin embargo, en una de las últimas ruedas de prensa, el entrenador gallego señalaba que el objetivo del club es asentarse en la categoría de plata del fútbol español.
Falta de gol
El estilo de juego del equipo esta temporada está siendo el mismo que la campaña pasada le llevó al éxito. El Albacete Balompié practica generalmente un vistoso juego de posesión que tiene como objetivo llegar cuanto antes a la portería rival y generar muchas ocasiones. A través de jugones como Riki Rodríguez o Manu Fuster, el Alba es dominador en todos sus partidos. No obstante, las ocasiones creadas no se materializan con facilidad. En consecuencia, el problema que viene acarreando el equipo toda la temporada es la falta de gol. Mientras que el año pasado se caían los goles y el equipo protagonizaba goleadas – contra la UD Ibiza por 4-0 y 0-5 -, este año sólo se ha marcado tres goles o más en dos partidos: en la victoria 3-1 contra el Andorra y en la derrota por 5-4 frente al Racing de Ferrol.
Otro aspecto que evidencia la deficiencia goleadora del Alba son los números de sus atacantes: Alberto Quiles e Higinio llevan cuatro goles cada uno, mientras que Dani Escriche y Agus Medina llevan tres respectivamente. El máximo goleador y asistente del equipo es Manu Fuster. El manisero, con cinco goles y cinco asistencias en la presente temporada, es el alma de este Albacete Balompié. No obstante, acaba contrato en el próximo verano de 2025 y se teme que pueda marcharse del Carlos Belmonte.
Fragilidad defensiva
Otro de los problemas más graves que ha acusado el Alba ha sido la fragilidad defensiva. En este primer tramo liguero, la portería defendida normalmente por Bernabé Barragán – ha jugado 17 partidos – ha visto encajar en sus redes 31 goles en 21 encuentros. La cuestión defensiva supone un importante factor a la hora de mirar hacia arriba o hacia abajo en la clasificación y, efectivamente, al Albacete Balompié le ha pasado factura. Prueba de ello es que, por ejemplo, el equipo albaceteño vio cómo se le escapaba la victoria contra el Eldense en el último partido debido a un gol de los alicantinos en el último suspiro. De la misma manera, es difícil de creer que un equipo que ha marcado cuatro goles en un partido pueda perderlo. Sin embargo, esto fue lo que le pasó al Albacete en A Malata, en el partido mencionado anteriormente contra el Racing de Ferrol, el cual se saldó con una derrota por 5-4.
Con la mitad de la campaña disputada, ya se puede ir vislumbrado en el horizonte cuál puede ser el futuro deportivo a corto-medio plazo del equipo entrenado por Rubén Albés. Este parón navideño ha de servir al cuadro manchego para resetear, cambiar su dinámica de aquí en adelante y sumar de tres en tres de una manera más regular. Hasta ahora, la temporada ha tenido algunas luces y bastantes sombras. No obstante, queda mucho hasta junio y la situación actual del Albacete Balompié puede cambiar mucho de aquí hasta entonces. Tanto para bien, como para mal.
Estudiante de Periodismo en la Universitat de València.