Jordan Poole, el vivo retrato de unos errantes Wizards

En los deportes en general, estamos acostumbrados a ver que los mejores equipos suelen ser de las ciudades que son capital. Por ejemplo, en fútbol, los equipos de Londres o el Paris Saint-Germain son los dominadores del balompié mundial o en el baloncesto europeo, donde el Real Madrid y el CSKA de Moscú son los equipos que más títulos de Euroliga atesoran en sus vitrinas. En la NBA, se da el caso contrario, y es que los Washington Wizards parecen ser un equipo bastante olvidado por la organización de tres letras.

Olvidados y desafortunados

Esta irrelevancia se puede deber a varios factores, como la condición de Washington de ciudad de interior, lo que suele conllevar el cartel de mercado pequeño en la NBA, al no poder competir con ciudades costeras como Los Ángeles o Miami. La causa de su ostracismo como franquicia también puede ser la incapacidad de los capitalinos para formar a lo largo de su historia un equipo capaz de luchar por un anillo, a excepción de aquellos Bullets de los años setenta, campeones en 1978.

Aun así, todas estas circunstancias no son nada en comparación con el signo de identidad de los Washington Wizards: la mala suerte. Esta ha estado presente en todas las épocas del equipo washingtoniano. Ya en la temporada en la que logran su ya mencionado anillo no es la mejor para conseguirlo, ya que es el año previo a la entrada en la liga de Magic Johnson y Larry Bird y su explosión como producto mediático, por lo que su campeonato pasa totalmente desapercibido.

Posteriormente, cuando tras una sequía de nueve años sin play-offs, donde empezaban a mostrar los primeros síntomas de intrascendencia, llegaron a la primera ronda en 1997, donde les esperaban, nada más ni nada menos, que los Chicago Bulls de Michael Jordan, que años más tarde llegaría a los Wizards como presidente/jugador y, a pesar de tener al GOAT, los magos no pudieron ni clasificar a la postemporada. Mala suerte de manual.

La desdicha también ha aparecido incluso cuando los del Capital One Arena han tenido plantillas para hacer cosas importantes, contando con jugadores de la talla de Gilbert Arenas, John Wall o Bradley Beal, que, entre problemas de salud mental, líos con pistolas y lesiones, muchas lesiones, nunca pudieron llegar lejos en los play-offs.

Los Washington Wizards, campeones en 1978. Fuente:NBA.
Los Washington Wizards, campeones en 1978. Fuente:NBA.

Una nueva esperanza…….fallida

Así llegamos a día de hoy, en el que, para romper con este bucle de insignificancia y derrotas, los Wizards apostaron este verano por un jugador rodeado de polémica: Jordan Poole. El “2” llegaba a la capital en un traspaso que enviaba a Chris Paul, adquirido por Wizards en la misma ventana estival, a Golden State.

Poole llegaba a un proyecto que era, y es, un auténtico solar, sin jugadores franquicia ni buenas piezas de rol con las que rodear a su nueva perla. En este contexto se esperaba que el número 13 de Washington asumiera todos los galones del equipo, demostrando todo su talento ofensivo y consagrándose definitivamente como All-Star. Nada más lejos de la realidad.

Los números están dejando en absoluta evidencia al jugador procedente de la Universidad de Michigan, que está anotando 17,7 puntos, irrisorios en comparación con el volumen de tiro que tiene en cada encuentro, siendo el segundo en tiros intentados de todo el equipo, con 16,2 por partido. Sus porcentajes también son vergonzantes, con un 39,9% en tiros de campo y un 28,6 en triples. El terrible desacierto de Poole, sumado a su falta de compromiso en defensa, hacen de los Washington Wizards el séptimo peor equipo en offensive rating y el último de toda la liga en defensive rating.

Jordan Poole bota el balón ante New York Knicks. Fuente:NBA.
Jordan Poole bota el balón ante New York Knicks. Fuente:NBA.

La grata decepción que ha supuesto la contratación de Jordan, sumado con los horribles resultados de los magos, que solo han podido vencer en dos de los catorce encuentros entre temporada regular y el nuevo torneo de la NBA, del que están prácticamente eliminados, han hecho que comiencen a sonar los primeros rumores que apuntan a un traspaso del escolta tras solo 16 partidos con su nuevo equipo.

Ya veremos como termina esta historia pero todo apunta a divorcio entre Poole y los Wizards tras solo 4 meses de relación.

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