Análisis: La magia del Atlético

El Atlético de Madrid dominó sobre el Mallorca en el Metropolitano para conseguir su decimoctava victoria consecutiva como local

Partido extraño el que se disputó ayer en el Metropolitano. El Atlético de Madrid salió al campo como nos tiene acostumbrados: buscando ser los dominadores de la pelota. Y lo consiguieron, pues el Mallorca apenas olió la pelota durante la primera mitad. La presión alta fue un factor que incomodó a los jugadores de Aguirre durante todo el partido y que en más de una ocasión le darían un susto al técnico mexicano.

No obstante, a pesar de la superioridad, el equipo rojiblanco apenas encontraba la oportunidad de amenazar la portería rival. Movían la pelota de un lado a otro con inteligencia y motivo, no había «mamoneo». A pesar de ello, los últimos metros de campo serían una asignatura que al Atleti le costaría aprobar. La imprecisión en esa zona del campo hizo que el Atleti apenas pudiera poner en apuros al arquero del Mallorca. Y es que las pocas llegadas que se producían, terminaban con el balón por encima de la portería.

Pablo Barrios regateando a Lato. / Fuente: Atlético de Madrid.

Uno de los motivos por el que el Atleti no lució en la primera mitad fue Antoine Griezmann. El francés fue uno de los jugadores que menos tocó la pelota durante los primeros 45 minutos, algo inapropiado de él. Y es que, al retrasar su posición al centro del campo, el principito no podía hacer sus movimientos asociativos característicos. Pensaríamos que es algo contradictorio que, jugando en el medio del campo, participe menos que jugando de segundo delantero, pero así fue. Además, Correa tampoco pudo destacar a pesar de ser un especialista ante defensas formadas por muchos jugadores.

La mayor amenaza colchonera era Samuel Lino, una vez más. El brasileño, que cuanto más abierto en la banda, más daño hace, fue un auténtico puñal para la defensa mallorquina. Su desborde, su atrevimiento y su estado de gracia hizo que en más de una ocasión llegara a línea de fondo para colgar centros. Y es que el Atleti, cuando ve que hay pocas opciones para penetrar un muro defensivo, lo mejor que puede hacer es buscar individualidades que marquen la diferencia. Ahí, tanto Lino, como Barrios, Llorente o Griezmann deben lucirse.

La decisión que cambiaría el partido para el Atlético

La segunda parte comenzaría con la idea de cambiar todo lo que sucedió en la primera, donde ninguno de los dos equipos tiró a puerta. A pesar de no realizar ningún cambio, Simeone vio como su equipo empezó a ser mucho más vertical hacia la portería. Comenzaría el bombardeo al que nos hemos acostumbrado a ver en los últimos encuentros en el Metropolitano. Pero algo seguía faltando, se notaba que los minutos comenzaban a pesar sobre Griezmann, y el Atlético lo necesitaba. Simeone sabía que tenía que seguir confiando en él, así que tomó una decisión que cambiaría el partido: colocarlo en la delantera.

Simeone introdujo los primeros cambios, sacando a  Riquelme y De Paul, para que Griezmann pudiera adelantar su posición, y en cuestión de segundos llegó la jugada del gol. Una gran internada de Hermoso por la banda, le dejó vía libre para colocar un caramelo en la cabeza del francés, con el que anotaría el único tanto del partido. Una decisión técnica que ganan partidos, y esta hay que apuntársela al Cholo.

Griezmann celebrando su tanto contra el Mallorca / Fuente: Atlético de Madrid

El partido seguiría en el mismo ritmo, con un Atlético intentando buscar el segundo, pero consciente de que el parón de selecciones hace mella, y que el próximo sábado hay una final ante el Feyenoord. A pesar de que el Mallorca amenazó a Oblak en un par de ocasiones tras fallos defensivos de la zaga colchonera, el esloveno apenas tuvo que ponerse usar los guantes. Con el objetivo de calmar el ritmo mallorquín, Simeone volvió a hacer uso de los cambios, dando a salida de Giménez, Saúl y Memphis. A pesar de estar dos meses en parado, el neerlandés fue el único que tuvo peligro en los últimos instantes.

En definitiva, un partido altamente condicionado por el parón de selecciones, que hizo al Atleti reducir el nivel de juego y depender de su mejor jugador, Antoine Griezmann, para desatascar el encuentro. Tres puntos de esos que cuestan ganar, que a pesar de ser totalmente superior a tu rival no llegan, y donde se necesita magia a salir victorioso.

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