Gaspar Campos, la ilusión de Mareo

El sportinguismo encuentra en el jugador asturiano más motivos que nunca para creer.

Gaspar Campos-Ansó Fernández, natural de Gijón, llegó a la Escuela de Mareo procedente de La Asunción con apenas 8 años y su sueño, como el de la mayoría de los niños, era jugar al fútbol en el club de su vida. Él no dejó que se quedara en una fantasía ya que lo trabajó hasta que, con apenas 20, debutó con el Real Sporting.

Sus aptitudes le avalan. Es una persona perseverante en su trabajo y, el compromiso con sus colores es, quizás, lo que más sobresalga en esta joven promesa gijonesa que, además de dedicar su vida al fútbol, ha estudiado Ingeniería Informática.

Miroslav Djukic fue el primer técnico rojiblanco que confió en su potencial. Con el número 38 a la espalda y una ilusión tremenda se estrenó como titular en el Estadio de Vallecas el 25 de junio de 2020. La andadura acababa de comenzar.

Debut de Gaspar en Vallecas.

Poco a poco se ganaba la confianza de la afición y dejaba buenas sensaciones en los entrenadores. Fue con David Gallego con quien, definitivamente, dio el gran salto. Dejó a todos boquiabiertos con su arranque de Liga y esto no pasó desapercibido para un Luis de la Fuente que le convocó con la Selección sub-21 para disfrutar dos partidos del clasificatorio para el Europeo. A su vuelta, con todo el equipo “cuesta abajo y sin frenos”, su nivel no fue el mismo y todo lo que había conseguido, en cierta manera, se desmoronó.

Fue la ligera caída de rendimiento lo que propició su salida al Burgos sin saber que esta decisión haría despegar su carrera. La dirección deportiva se planteó este movimiento ya que creían que se encontraba estancado, algo que admitió más tarde el gijonés.

Gaspar se creció ante la adversidad, y se adaptó a la perfección al juego de Julián Calero y su Burgos revelación. Acumuló más de 1700 minutos y anotó siete tantos. Asimismo, esta experiencia le sirvió para dar un golpe encima de la mesa ya que supo aprovechar su estancia en el conjunto burgalés para regresar más fuerte que nunca al equipo de su tierra.

Gaspar celebrando un gol con el Burgos CF.

Su vuelta a casa fue añorada por los seguidores del Sporting antes de tiempo cuando, con el equipo al borde del abismo, vieron que Gaspi hubiera sido diferencial en ese momento. Era el hijo pródigo que Gijón necesitaba.

A pesar de una lesión que le apartó de los terrenos de juego en los últimos compases de la temporada, reapareció en mayo con el conjunto burgalés algo alejado del play off. Las lesiones que le mantuvieron apartado ya son algo del pasado, está totalmente recuperado y con hambre de gol. Gaspi está a punto de batir su racha personal, acumula 7 goles en 15 partidos, es decir, los mismos que anotó la temporada pasada. Además, se coloca como pichichi del equipo rojiblanco y entre los máximos goleadores de la categoría.

No todo son cifras y es que está dejando sensaciones muy positivas en el entrenador, Miguel Ángel Ramirez, que está muy contento con su participación. «Soy el mismo de siempre, pero con mucha más confianza” declaró Gaspar hace unos días. También mencionó la posición en la que se encuentra más cómodo «jugar detrás del punta, por la izquierda, pero un poco metido por dentro y cerca del área porque tengo habilidades que explotar y creo que se está viendo«.

Se podría decir que está viviendo su mejor momento como rojiblanco, pero, este guaje gijonés no parece tener límites. Ahora, solo queda sentarse y disfrutar de su desparpajo en El Molinón – Enrique Castro “Quini”.

 

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